viernes, 2 de marzo de 2012

A la playa en una silla (tercera parte)

Ver la primera y segunda parte.

Durante la visita a la playa hubo momentos para el recuerdo y otros para el olvido

Como cuando llegamos al grifo (bomba de gasolina o estación de servicios) y la chica que pone el combustible pretendió echarle gasolina de 95 octanos en lugar de Diesel 2 ya que el vehículo es petrolero.

Como cuando no reconocimos el camino a la carretera porque la ciudad ha cambiado mucho debido a las construcciones, al Tren Eléctrico, al Metropolitano (LimaBús). Entre mi hermana y mi cuñado viven fuera desde hace más de 20 años, yo que salgo muy poco (y aunque saliera, esas calles no serían mi recorrido habitual) y Gladys que vive por el lado norte de Lima y que casi acaba de llegar de su Pasco natal no sabíamos por dónde acceder a la Panamericana Sur.

Como cuando mi cuñado paró a pagar el peaje y no le cobraron, por lo que llegamos a la conclusión de que era un trato preferente para turistas y peruanos que casi no salen de su casa. Hasta que descubrimos que la caseta donde se realizaba el cobro estaba un poco más adelante.

Como cuando nos cobraron por concepto de peaje un monto superior al promedio porque la carretera está nuevecita.

Como cuando empezamos a buscar los letreros que anunciaban la velocidad máxima, que tuvimos que admitir que no existían porque nunca los vimos. Así que la fijamos nosotros en 100 kilómetros por hora.
Chicharrón con mote (Foto Wikipedia)
Como cuando estaba loco por tomar desayuno con pan con chicharrón done Doña Paulina, y no encontramos jamás a la tan buscada doña. Tampoco la encontramos al momento de regresar. El pan con chicharrón es una delicia hecha con carne de chancho (cerdo) que se fríe hasta dejarla crocante, al que se le agrega camote frito.

Como cuando al llegar al kilómetro 108 vimos el cartel que decía Asia Bonita y al entrar a la derecha por el camino de tierra, vimos tres bifurcaciones y, como suele suceder, tomamos la equivocada.

Como cuando llegamos al condominio y no encontramos el estacionamiento que nos correspondía ni la casa, pues todas son iguales.

Pollo a la brasa (Foto Wikipedia)
Como cuando descubrimos que todos habían decidido llevar pollo a la brasa, con lo que terminamos con 20 pollos a la brasa diferentes (sin exagerar). Por eso comimos pollo a la brasa todos los dias y encima yo me traje a la casa lo que sobró.

Como cuando la primera noche casi todos se pusieron a jugar  naipes un juego que se llama buraco, del cual yo no entendía nada. Me sentía viendo televisión en 3D.

Como cuando se me complicaba enormemente acomodarme en la cama. Como eran camarotes, la escalera para subir a la litera de arriba le "robaba" espacio a la litera de abajo, que era la mía. Así que tenía que doblarme al estilo de la Mujer Elástica.

Como cuando llegaron Julio y Francisco, los pequeños hijos de mi sobrina, a su vez nietos de Daly y Alfredo. Son unos niños muy simpáticos, pero pequeños huracanes al fin y al cabo, como todo niño. Felizmente Raúl se quedó e hizo las veces de nana para ambos niños. Ese inquieto par de niños son un amor, inquietos, pero educados, obedientes. Parecían de otro planeta.

Como cuando le vino un terrible dolor de pierna a Daly que no la dejaba moverse y que la obligó a regresarse al día siguiente, cinco días antes de lo previsto. Primera baja en el equipo.

Como cuando hubo dos broncas políticas. La primera fue entre Clara y Alfredo. La segunda se dio al día siguiente, entre Clara y mi cuñado. Me constituí como árbitro de la segunda. En ambos episodios, la cosa terminó de la manera más cordial.

Como cuando a Javier lo llamaron de su trabajo a los dos días que se fueron Daly y Alfredo y también tuvo que irse antes de lo previsto. Segunda baja en el equipo.

Como cuando mi hermana y mi cuñado se levantaban a las seis de la mañana (lo que me consta porque yo ya estaba despierto) para hacer su caminata diaria de una hora a lo largo del malecón. Es una costumbre que tienen desde hace tiempo y que practican también en California, donde viven.

Como cuando salíamos a pasear la mayor parte del equipo y contemplábamos unas puestas de sol que hacían unos dibujos maravillosos en las nubes. Ahí estábamos como niños, buscando las "formas y personajes" que se formaban.


Y con esta puesta de sol doy fin a la trilogía de "A la playa en una silla". Gracias a mi hermana y mi cuñado, a los parientes cercanos y a los amigos por los lindos días que pasamos juntos y que me significaron un escape a la rutina diaria.

10 comentarios:

  1. Como cuando vas a la playa, te tiendes al sol y no te quemas. Eso sería lo ideal.
    :D

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    1. El sol quemaba tanto que no me atrevi a hacer eso Gabriela, a pesar de haberme puesto bloqueador de 50.

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    2. Por eso decía que sería lo ideal. Pero no es real.

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  2. Qué bueno poder salir de la rutina de vez en cuando!!!

    Me alegra un montón que hayas pasado esos días tan bonitos, con sus cosas para recordar y para olvidar. Yo he estado también unos días fuera y me han venido de perlas.

    Me ha encantado lo del pollo a la brasa. En España suele pasar con la tortilla de patatas; o te organizas o termina llevando todo el mundo tortilla de patatas (que, por desgracia, no se conserva tan bien como el pollo...)

    Preciosas fotos. Un beso.

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    1. Me alegra que tambien te hayas tomado unos dias de descanso, que no es otra cosa que cambiar de actividad. Y por favor, no me recuerdes la tortilla de patatas, que es mi plato favorito y aquí no encuentro quien la haga.

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    2. Fue ciertamente, estimado Cyrano, un gran descanso, divertido, variado, bien comido y bien acompañado. Me alegro.

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    3. Fue exactamente como tu lo dices, querido amigo.

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