lunes, 6 de diciembre de 2010

Decisión tomada

... y pasó el tiempo. Mucho tiempo, en el que fui objeto de burlas, bromas pesadas y demás. No quiero dejar de mencionar que, sin olvidar las bromas pesadas, la gente me trataba muy bien en general.
Eso si, nunca vi una cara de lástima, ni entre los que me ayudaban ni entre los otros. Gaby y Manolón, mis eternos amigos, se dedicaron, y se dedican, a estar a mi lado en todo momento y a apoyarme en los asuntos más difíciles y en los más fáciles. Eso no quiere decir que, como los tres tenemos un genio digno de Hércules, no haya trifulcas entre nosotros. Es más, son para grabarlas. Pero siempre terminan con una conciliadora empanada o un almuerzo de comida china (que en el Perú llamamos chifa). O con un heladito, para mí sin azúcar, por favor.
A pesar de todo, continuaba trabajando. Y es que ser abogado y ejercer la profesión es para mí fundamentalmente un apostolado. Además el trabajo me entretenía y me hacía olvidar la situación por la que estaba pasando. Pero no detenía los síntomas, que empeoraban cada día.
Una noche del mes de abril de 2007, recibí una llamada. Era el doctor Augusto, quien me dijo que se había enterado de mi situación y que me invitaba a hacerme un implante de células madre al cerebro. Con ese implante mejoraría muchos de los síntomas del Parkinson.
Debo confesar que me tuvo que convencer para que yo pudiera aceptar su propuesta. Le dije con toda honestidad que yo no creía en la mejora que me traería el referido implante de células madre. Pero más pudo su capacidad de persuasión, y amparándose en la amistad que nos unía desde el colegio me dijo: a mis pacientes les recomiendo el implante. A ti, como amigo, te lo ordeno. Además, te lo voy a hacer yo.
Esas palabras fueron tan apachurrantes para mí que terminé aceptando someterme a su tratamiento, a pesar de que no le tenía mucha fe. A quien si le tenía fe era al doctor Augusto.
Hasta que finalmente llegó el día. No tenía el miedo que me habían dado los exámenes anteriores. Esta vez estaba lleno de esperanza, rodeado de mi madre, Gaby, mi hijo Paulo, Manolón, Iris y otras dos personas más.
Luego del implante me quedé internado en una clínica, donde pasé una buena noche. A la mañana siguiente desperté y...
Hasta el próximo post.

9 comentarios:

  1. Los amigos de colegio son para siempre. Esto lo demuestra.

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  2. ¿En verdad sufres de Parkinson? Vengo por vez primera acá, pero si eres amigo de Gaby lo eres mío por extensión.

    Esperaré la próxima entrada para saber de qué se trata el trasplante de células madre.

    Saludos y si estás con ese mal, que todo vaya bien.

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  3. Puedo dar fe de que todo lo que cuenta Cyrano en este blog es verdad, AleMamá. Desde que tiene Parkinson hasta el implante de las células madre.

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  4. Seguí leyendo para abajo, Gaby, y me he ido enterando de su enfermedad y algo, me imagino que una pizca, de lo que debe ser su sufrimiento.

    Cariños

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  5. Hola AleMama. Gracias por la visita.Si es verdad Taita Dios se fijo en mi para que no sufra el mal de parkinson, sino para que lo viva con toda intensidad.el mal esta muy avanzado lo tengo mas o menos desde los 44 ahora tengo 61 saludos

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  6. Hola Cyrano:

    Tu historia es más apasionanate que cualquier novela, escrita didácticamente y con el debido suspenso.

    Un abrazo.

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  7. Por lo general no comentar en blogs, pero tu me obligaron a, increíble trabajo .. hermosa ...

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  8. Esteban:
    Gracias.Viniendo de usted
    maestro,son palabras mayores

    Anonimo:Gracias anonimo por romper tu costumbre de no comenta pero tu contestaste a mi pregunta ¿Para que a mi?

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  9. La amistad es un auténtico tesoro y se vive de verdad en esos momentos de dificultad y sufrimiento.

    Creo que es la primera vez que paso por aquí y voy a visitar un poco el blog- Un saludo!

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