Es algo que me tiene harto y casi vuelto loco, cosa que creo que le está pasando a la gran mayoría de mis paisanos que se ven afectados por esta novedad. Se trata de los call centers, que de un momento a otro y a las horas más inadecuadas, provocan que suene el teléfono, lo que ocasiona que uno deje de hacer lo que está haciendo para contestar la llamada, solamente para descubrir que al otro lado de la línea una voz desconocida muy atenta, masculina o femenina te saluda en una forma super atenta.
Lo primero que hace la persona que llama es presentarse, con nombre y apellidos, e indicar el nombre de la empresa a la que representa. Después pregunta por mí, con mi nombre y apellidos completos, o por alguien que pueda tomar decisiones. A continuación, trata de tentarme con ofertas de su empresa representada, que generalmente es un banco, una empresa de telefonía o de comunicaciones (especialmente una trasnacional europea mundialmente conocida), una (nada pacífica) compañía de seguros, y me ofrecen el oro y el moro.
Al inicio, mis respuestas eran que ya tenía el producto, que ya estaba asegurado o que ya contaba con teléfono, cable e Internet (conocido como trío). Pero la persona, que parece tener un libreto entre manos, sigue leyendo hablando maravillas de sus productos, sin siquiera parar para escuchar lo que tengo que decir. Ojalá se portaran así cuando se malogran sus servicios o cuando queremos reclamar un reembolso por un producto defectuoso o cuando queremos hacer efectiva alguna de las maravillas con la que nos engancharon hace buen tiempo.
La cosa es que te llaman entre cinco a diez veces al día, a veces la misma persona, para ofrecerte lo mismo cada una de esas cinco o diez veces. Es verdaderamente desesperante. No solamente por el fastidio de tener que dejar de hacer lo que sea que esté haciendo para contestarles, sino porque lo considero una invasión impune de privacidad, para ofrecerme productos y servicios que no quiero y que si quisiera, solicitaría directamente sin esperar a que me cayera del cielo una llamada que tenga exactamente lo que quiero.
Se meten a la mala a tu casa, como avezados ladrones, a invadir lo que considero debe ser un remanso de paz y tranquilidad. ¿Qué los autoriza a actuar así? ¿Qué atribución creen tener para una irrupción de esta naturaleza? No se amilanan ni cuando uno los amenaza con denuncias a los organismos competentes, ni con los maltratos que a veces parecen merecer por impertinentes.
Dentro de poco se contagiarán vendedores de salchichas, de pan, la bodega de la esquina y probablemente hasta las funerarias. Ya me imagino el libreto de estas últimas.
- Aló, buenos días, le habla una representante de La Buena Muerte y Hermanos S.A. ¿Hablo con el señor Cyrano Eduardo Martinete y Pinzón?
- Si soy yo.
- Señor don Cyrano, buenos días -sí, te vuelven a saludar-, nuestra empresa tiene una oferta que usted don Cyrano no se puede perder. Pero primero quisiéramos saber si tiene usted unos minutos para contestarme unas pequeñas preguntas...
- No, ¡no tengo tiempo!
Entonces, continuaría como si nada.
- ¿Ha pensado usted suicidarse en los últimos seis meses? ¿Tiene usted algún familiar cercano que acaba de fallecer? Pues mi empresa le ofrece los mejores ataúdes y crematorios que usted se pueda imaginar...
Ya se imaginan cuál sería mi respuesta.
Por ahora, cuando llaman, simplemente les cuelgo el teléfono.
Yo siempre cuelgo, una sola vez lo escuché y contraté el plan que ofrecían para celular, hasta hoy lo tengo y ninguna queja, digamos que fue destino...
ResponderEliminarPor otro lado y si es una conspiración de las empresas telefónicas para hacernos comprar teléfonos mas avanzados en un mercado que va cayendo?? por ejemplo comprar un teléfono con identificador de llamadas y con la facultad de bloquear números!!...
Miltrox
EliminarPuede que tengas razón, querido hijo. Pero hasta las conspiraciones son menos pesadas.
EliminarSi te contara las que he pasado yo con estos servicios, mi comentario más parecería una entrada que un comentario. Por cierto, escribí sobre esto hace tiempo.
ResponderEliminarUna vez uno me ofreció un servicio aparentemente maravilloso, que cuando quise usar, no pude porque no cubría lo que yo necesitaba. Por eso ahora, no les dejo ni terminar su discurso aprendido de maquinita. Les cuelgo sin ninguna pena.
Ese también es un tema que se destaca, que los servicios que adquieres no funcionan o tienen tantas restricciones que es como si no sirviera. En realidad, es la ley del embudo.
EliminarMadre mía!!!
ResponderEliminarPor estas tierras vivimos esa misma pesadilla. Hubo un tiempo en que parecía un poco controlado, pero últimamente están desaforados. A mi casa siempre llaman a las cuatro de la tarde, justo cuando he llegado del trabajo y estoy descansando cinco minutos antes de comenzar con las tareas de las niñas. Directamente descuelgo el teléfono a esta hora. Por media hora que esté incomunicada no se termina el mundo y así puedo descansar.
Pero es bastante triste que tenga que ser así.
Besos
No imaginé que el fenómeno fuera mundial, estimada Laly. Creo que nos has dado a todos la solución: descolguemos los teléfonos a la hora de descansar. Mejor todavía: descolguemos el teléfono a la misma hora todos. A ver cómo quedan sus centrales.
EliminarEs la pura verdad, y no sólo en el Perú, acá hace mucho que también nos acosan así.
ResponderEliminarUno responde de buenas maneras porque piensa en la lata de trabajo que es ese, pero luego ya saturan y es mejor decir de partida que no pierdan su tiempo.
¿No te han llamado candidatos o instituciones de caridad para pedir por medio de una grabación? Es una pena, pero es apestoso también.
Saludos
También me han llamado candidatos, AleMamá. Sobre todo cuando se acercan las elecciones del Colegio de Abogados de Lima. ¿De dónde sale la plata para estas "campañas"?
EliminarTambién me han llamado grabadoras. Me pregunto si alguien se queda a escucharlas más de dos segundos.
Yo los detesto , siempre me llaman en el momento menos oportuno y por supuesto los despacho sin enterarme quienes son. Besitos.
ResponderEliminarBien hecho, querida Iris. Ha llegado el momento en que todos deberíamos actuar de la misma manera.
EliminarMy estimado Cyrano, usted todo un espadachin de la pluma (y seguro de la lengua tambien) y ya con sus años de experiencia, deberia/podria tomar estos acontecimiento como una diversion, probando cual juego es el que mejor resultados da. Por ejemplo le puede decir que eres el mayordomo y que el patron no regresa hasta las 6 pm, o que a pesar de que tu solo eres un inquilino tomas todas las opciones que te ofrecen y asi lo que su imaginacion le diga. Pero de un modo o de otro estamos a merced de un sistema de marketing que no reconoce fidelidad como un valor del ser humano, asi que a divertirse con ellos ! ! !
ResponderEliminarOso
Muy buena idea, estimado Oso, tratare y les cuento.
EliminarCyrano, te escribí y se borró. Aquí estamos hartos de esas llamadas que las hacen hasta en la noche. Son las mismas empresas las que tienen la culpa, ya que les pagan una comisión a los jóvenes desocupados que venden algo. LLaman todos los días del Diario El Comercio, para vender la revista Hola Nacional, tu primacho Antonio ya dejó la suscripción, llaman de Movistar,llaman de las compañás de turismo para decir que nos hemos ganado un viaje a la Antártida, llaman empreesas de nuevos clubs en Asia.............Un beso primacha.
ResponderEliminarAsi es primacha, un verdadero abuso.
EliminarComo dice AleMamá, aqui en Chile padecemos del mismo mal. Se incluyen en el caso de nuestro país, delincuentes que te quieren embaucar.
ResponderEliminarPara mi es un acto que rompe todas las normas y pautas de comportamiento, estimado amigo. También se ha puesto de moda entre los delincuentes.
EliminarAunque lo has escrito con mucha gracia y salero, la verdad es que se tiene que hacer muy pesado, si con una ya llega, me imagino que todo el dia con el ring ring menuda pesadez. A ver si acaba pronto la moda y no se extiende. Un abrazo
ResponderEliminarBienvenido a este blog, Releante.
EliminarEfectivamente, es una pesadez, aunque no creo que se acabe pronto... lamentablemente.