El otro día, me encontraba solo pensando sobre la violencia que ha atrapado, como cocodrilo a su presa, a la gente que habita los países de nuestra región. Robos, asaltos, saqueos, maltrato familiar, abuso de niños, homicidios, secuestros y cuántas cosas más. Hechos que suceden todos los días y a toda hora.
Hay violencia en el deporte, en la educación, en la religión, en la política, en la familia, etc. La sociedad vive inmersa dentro de esto, en definitiva, la "cultura" de la violencia.
Casi no hay familia que no haya sufrido los irremediables daños que estos actos producen. Y a pesar de todo, y esto para mí es lo peor, ¿qué estamos haciendo nosotros para evitarlo? ¿O es que ya nos hemos acostumbrado tanto al mal que ya no nos llama la atencion? Estamos como los fisiócratas: "dejar hacer, dejar pasar".
¿Qué hacer frente a esta locura colectiva? Pues no son pocas las personas que asumen que el problema es tan grande y tan grave que se ven superados por la violencia. Creo que parte de la solución está en la actitud que tomemos hacia el prójimo. ¿Cuándo fue la última vez que le dijimos a nuestra pareja"te quiero, vieja", la tomamos de la mano, la sentamos en "nuestro" sillón preferido y nos pasamos unos tres minutos haciéndole un cariño que te salga de esa alma buena que tienes pero que la escondes porque crees que, si la sacas a relucir, "la gente" va a pensar que eres un idiota hondo y lirondo? Y tú, mujer, ¿recuerdas la última vez que lo despediste desde la ventana cuando partía a su trabajo?
Y junto a mi compañera soledad, me seguía preguntando, incluyéndome por supuesto, ¿cuándo fue la última vez que llamé al amigo enfermo para preguntarle sobre su salud? ¿Acaso me he tomado el tiempo de ir a visitarlo para hacerle compañía? Pues su soledad, considero, es la peor de todas, ya que durante semanas no lo visitan ni las moscas.
¿En qué momento de nuestras vidas le hemos pedido perdón a alguno de nuestros hijos cuando le hemos hecho una porquería grandota de aquellas que guardarán en sus corazones durante toda su vida?
Y así muchas otras preguntas más, pero no quiero cansarlos. Además estoy casi seguro de que ustedes tomarán la posta en esta especie de ejercicio mental.
No digamos ni busquemos las causas de la violencia en los demás, busquémoslas en nosotros mismos.
Para mí, la violencia es la falta de amor, mejor dicho, la falta de saber dar y sobre todo de recibir amor.
La famosa cantautora peruana doña Chabuca Granda, autora y compositora de "La flor de la canela", una canción que ha dado la vuelta al mundo, solía repetir: "quiéranme viva". No le faltaba razón. Dios quiera que reflexionemos sobre el tema, pues la suma de pequeños actos de amor contrarrestra la violencia.
Aprendamos a querernos vivos.
Hay violencia en el deporte, en la educación, en la religión, en la política, en la familia, etc. La sociedad vive inmersa dentro de esto, en definitiva, la "cultura" de la violencia.
Casi no hay familia que no haya sufrido los irremediables daños que estos actos producen. Y a pesar de todo, y esto para mí es lo peor, ¿qué estamos haciendo nosotros para evitarlo? ¿O es que ya nos hemos acostumbrado tanto al mal que ya no nos llama la atencion? Estamos como los fisiócratas: "dejar hacer, dejar pasar".
¿Qué hacer frente a esta locura colectiva? Pues no son pocas las personas que asumen que el problema es tan grande y tan grave que se ven superados por la violencia. Creo que parte de la solución está en la actitud que tomemos hacia el prójimo. ¿Cuándo fue la última vez que le dijimos a nuestra pareja"te quiero, vieja", la tomamos de la mano, la sentamos en "nuestro" sillón preferido y nos pasamos unos tres minutos haciéndole un cariño que te salga de esa alma buena que tienes pero que la escondes porque crees que, si la sacas a relucir, "la gente" va a pensar que eres un idiota hondo y lirondo? Y tú, mujer, ¿recuerdas la última vez que lo despediste desde la ventana cuando partía a su trabajo?
Y junto a mi compañera soledad, me seguía preguntando, incluyéndome por supuesto, ¿cuándo fue la última vez que llamé al amigo enfermo para preguntarle sobre su salud? ¿Acaso me he tomado el tiempo de ir a visitarlo para hacerle compañía? Pues su soledad, considero, es la peor de todas, ya que durante semanas no lo visitan ni las moscas.
¿En qué momento de nuestras vidas le hemos pedido perdón a alguno de nuestros hijos cuando le hemos hecho una porquería grandota de aquellas que guardarán en sus corazones durante toda su vida?
Y así muchas otras preguntas más, pero no quiero cansarlos. Además estoy casi seguro de que ustedes tomarán la posta en esta especie de ejercicio mental.
No digamos ni busquemos las causas de la violencia en los demás, busquémoslas en nosotros mismos.
Para mí, la violencia es la falta de amor, mejor dicho, la falta de saber dar y sobre todo de recibir amor.
La famosa cantautora peruana doña Chabuca Granda, autora y compositora de "La flor de la canela", una canción que ha dado la vuelta al mundo, solía repetir: "quiéranme viva". No le faltaba razón. Dios quiera que reflexionemos sobre el tema, pues la suma de pequeños actos de amor contrarrestra la violencia.
Aprendamos a querernos vivos.
Pufi, no puedo sino darte un gran AMÉN, porque así es y así lo siento.
ResponderEliminarCreo que muchos de los males que conocemos hoy etaban y han estado siempre, pero hay uno que los envuelve en gran porcentraje hoy y de un modo peor y no es otro que los tentáculos del narcotráfico que todo lo compra, todo lo ensucia, todo lo mata, hasta las conciencias.
Saludos
Parece que recibir amor fuera muy fácil, pero en los últimos tiempos me he dado cuenta de que hay gente que se resiste a recibirlo. Por más contradictorio que parezca, creo que ocurre más a menudo de lo que es saludable.
ResponderEliminarInfelizmente, hay veces la vida te tira un balde de agua fría y te hace ver la falta de cariñó y empatía de alguien que siempre quisiste y que jamás hubieses dudado de su afección y confianza hacía ti... indudablemente hay que querer mientras se está vivo..
ResponderEliminarRecordé entre otras cosas una obra de teatro y posterior película que se llama Caricias que muestra como las personas en su afán de comunicarse en un mundo tan autista como el que vivimos actualmente termina por actuar violentamente ya que no saben amar. Creo que en realidad ahí está el gran tema, nadie sabe realmente amar, ni siquiera amarse a uno mismo, ni los padres a los hijos, ni los hijos a los padres, ni mucho menos sabemos amar al prójimo y muchas veces cuando lo descubrimos y esperamos que el mundo entienda nuestras ganas de amar el status quo nos da un portazo en la cara ya que no lo comprende. En todo caso confío que no todo está perdido, nunca es tarde para mirarse por dentro, para buscar el amor dentro de uno mismo y luego en los demás y aprender a compartirlo. En fin, un abrazo grande y mucha reflexión para que ojalá algún día este mundo sea un poquito menos sólo y más habitable.
ResponderEliminarSiempre fui de la opinion de que es facil echar la culpa a alguien mas o a una situacion del pasado, en lugar de aceptar responsabilidad por lo actuado. Mas facil culpar a que tal o cual no recibio lo que debio de recibir -llamese amor, atencion, tiempo o lo que fuese. Yo soy mas drastico o practico. Cada uno es responsable de sus actos. La vida no acepta escusas ni explicaciones. Cuando le quitas la vida a otro ser, que le vas a decir? Que mi mami no me quiso cuando era chiquitito? Que mis traumas familiares me volvieron un desadaptado? Nada de lo que se diga como razon o excusa le devolvera la vida. Muchos han pasado por peores problemas personales pero no por eso andan por calles y plazas haciendole mal a otros. Les cuesta trabajo y luchan fuerte por controlarse y no dar rienda suelta a sus conflictos. Al final de nuestras vidas nada de eso que me falto tal o cual sentimiento tendra validez alguna. Porque buscarle validez ahora?
ResponderEliminarEl narcotrafico,es de por si causa de violencia extrema y cuando se convierte en narcoterrorismo,invade paises enteros AleMama. El largo brazo de ese mal atrapa a los poderes del estado, compran a los medios y no parara hasta que la sociedad organizada les pierda el miedo y se les enfrente.
ResponderEliminarAlla ellos Gabriela,simplemente no saben lo que se pierden.
Son varios los baldes de agua helada no fria Pollita, los que te tira la vida, y tenemos que tener el valor primero para aceptarlo y segundo para devolver bien por mal.
ResponderEliminarPaulo, creo que estas acercandote peligrosamente a los extremos, respeto tu opinion pero yo si creo que hay gente buena y valiente de los que a pesar del temor se enfrentan al mal.En lo demas completamente de acuerdo contigo.
Tienes razón, Oso. La violencia no se justifica con un "de chiquito no me regalaron un carro" o "quisieron más a mis hermanos que a mí". Pero pienso hay que tener en cuenta que todo ser humano es violento por naturaleza. Algunos pueden controlar esa violencia, pero nos estamos encontrando con que nadie puede controlar su violencia. Y ahí está lo dramático.
ResponderEliminarMe parece que eres el terror de los psicoanalistas, que de todo culpan al pasado. Sobre todo, a los padres. Y no es así, pues como tú sostienes, uno mismo es el responsable. Y no hay más.
Te mando un abrazo.
Tienes toda la razón, la vida va cada vez más rápida y no nos deja tiempo a veces ni para nosotros mismos. Besitos.
ResponderEliminarIris:
ResponderEliminarLa rapidez de la vida no es excusa para no dejarnos tiempo para nosotros mismos, ya que el parámetro del amor es cuánto se ama uno mismo. El asunto está en cómo se manifiesta ese amor.