Nunca he apostado a los caballos, ni tampoco he jugado a los naipes apostando. Nunca había comprado la lotería tampoco y es que no me gusta hacerlo porque no me provoca. No me apetece, como dirían mis amigos españoles.
Hoy leí el blog de Esteban, donde se refiere al Lotto, a una persona que se sacó solita unos 12 millones de de dólares, y recordé mi triste aventura con la suerte. Se jugaban seis millones de dólares en un tiempo en que la Tinka recién se iniciaba en el Perú. Estaba yo manejando en un día cualquiera, en dirección a la casa de mi mamá, cuando vi uno de esos puestitos donde venden Tinka, ubicado dentro de una ferretería. Me pasé de largo, pero el angelito de la derecha me dijo al oído: compra una Tinka, son seis millones de dólares.
Paré el carro y retrocedí en contra, porque el mensaje lo sentí clarísimo. Al escoger los números, seleccioné las fechas de nacimiento de mis tres hijos, la fecha estimada de nacimiento de mi cuarto hijo (nació dos meses después), mi propia fecha de nacimiento (17 de abril para que lo anoten, ja, ja) y la cosa fue al llegar al sexto dígito. Tenía dos opciones el cumpleaños de mi madre o el cumpleaños de la madre de mi hijo por nacer. Opté por el cumpleaños de mi madre, y así completé los seis números necesarios para la jugada.
Me quedé pensando que me sobraba un número, el cumpleaños de la madre de mi hijo por nacer, y le pregunté a la vendedora si había alguna manera de poner siete números en vez de seis. Me dijo que no. Le insistí si podía hacer otra jugada, en donde reemplazaría el cumpleaños de mi madre por el del cumpleaños de la madre de mi hijo por nacer. Me dijo que no se podía. Le discutí, le puse como ejemplo: qué pasaría si otra persona y no yo hiciera la nueva jugada que yo quería. Ella me dijo que otra persona si podía, pero que yo mismo no tenía la posibilidad de hacer otra jugada con otra combinación de números. Yo estaba enfurecido pues no entendía por qué esta señorita se negaba a algo tan lógico. Así me fui, con un solo papelito.
En ese tiempo, la Tinka se jugaba los sábados en la noche. Así que ese sábado, puse el canal a ver el sorteo de esa semana. Los niños comenzaron a sacar los números premiados, que empezaron a salir en el mismo orden en que yo había puesto mi jugada. Hasta el quinto número, me había sacado la Tinka. Al llegar al sexto, salió el número del cumpleaños de la madre de mi hijo por nacer y no el de mi madre. Me quedé sin saber qué hacer.
Esa noche me dormí tranquilo, pensando que por ser "segundo puesto", alguito me tocaría. Unos 400 mil dólares, por lo menos. Pero acá pasó lo que dice Esteban: cuanto más grande es el pozo, mayor es la cantidad de gente que compra y, por ende, aumenta el número de ganadores. Y ese mismo pozo se reparte entre más gente, por lo que el premio que le toca a cada uno de "los segundos" se reduce.
Al día siguiente, el notición fue que un solo ganador había tenido la suerte de sacar el jugoso premio de seis millones de dólares. Me fui al local de la Tinka a cobrar mi jugoso cheque, de más de cien mil dólares, según yo. Pero me tocó la fabulosa suma de 150 dólares.
En el local de la Tinka, averigüé que una sola persona SI puede hacer más de una jugada. Y además, que pagando un extra, SI se puede hacer una jugada de más de seis númneros. Me regresé donde la chica que me había vendido el boleto días antes con la idea de matarla. Estaba dispuesto a atravesarle el corazón con mi afilado florete de joven espadachín, pero mi conciencia cristiana hizo que solamente le increpara airadamente.
Al final, esos 150 dólares sirvieron para celebrar mi cumpleaños, que fue a los pocos días. Ya había sido millonario por un segundo, ya les había repartido bienes a mis hijos, ya me había ido a Europa tres veces, ya le había donado a la fundación para los niños con cáncer... mais c'est la vie! Me alcanzó para la torta, unos bocaditos y poder contar la anécdota con una sonrisa.
PD: algunos años más tarde, volvió a salir una jugada muy parecida a la que yo tuve, con un dígito de diferencia. Pero como esa vez no hubo ganador, casi pasó desapercibido. Casi, pues yo si lo percibí.
Colofón: jamás he vuelto a comprar la Tinka.
Y siguió con un concierto
Hace 2 semanas
Me gusta leerte querido primo. Eso no tiene precio !
ResponderEliminarMe gusta que me leas,eso tampoco tiene precio primacha....
ResponderEliminarEsa chica, Cyrano, merecía como mínimo una amplia gama de palabras y frases de grueso calibre.
ResponderEliminar¡Qué barbaridad!
(Gracias por el link hacia mi blog)
¡Terrible! Yo sólo juego un cartón cada vez. Si Dios lo quiere será para mi, pero si no juego, no hay caso.
ResponderEliminarSaludos
Me has hecho acordar de un capítulo de la serie Webster, donde la familia juega a la lotería y ponen sus edades. Pero no ganan, les falló un número porque la presuntuosa de la mamá se había quitado dos años a la hora de decir su edad.
ResponderEliminar¡PLOP!
Creo recordar esa vez, en todo caso que rico ganarse la tinka :P
ResponderEliminarTambién recuerdo que en Cuéntame, Antonio y Merche gastan en comprar una rica cena navideña, porque creían haberse sacado el Gordo de Navidad. ¡Pobres! Resultó ser una estafa y se quedaron con una tremenda deuda.
ResponderEliminarAsi es mi muy querido Esteban, en realidad tuve que parar el auto para recuperar la calma mientras manejaba hacia la ferreteria.
ResponderEliminarSi Alemama, simplemente Taita Dios no quiso que me llevara la plata, quien se llevo el premio fue una trabajadora del hogar que lo necesitaba mas que yo.
Clarisimo, Gabriela por querer hacer trampa quitandose la edad, la tia se quedo sin guita.
Asi es Paulo, tu eras un niño todavia pero es algo que uno nunca olvida. Te quiero mucho hijo mio.
ResponderEliminarNunca escuché esa anécdota tuya, la suerte es la suerte. Besitos te quiero
ResponderEliminarTienes suerte, yo nunca me sacado naaaada, ni con la Tinka, Loterias, rifas, sorteos, nunca ni siquiera un lápiz.
ResponderEliminarIris: ¿te imaginas qué hubiera hecho yo con seis millones de dólares? También te quiero mucho.
ResponderEliminarEs cuestion, querida Lia, que sigas intentando. Quien la sigue la consigue.