Acabo de llegar del templo donde estan las cenizas de mi mamá. Fui para hacerle una visita, pues hoy en el Perú se celebra el Día de la Madre. Como vivo solo, y la chica que me acompaña se fue de viaje, me llevó Silvia. Después de empujar la silla de ruedas a lo largo de 15 cuadras, llegamos al lugar. Ahí no existen rampas y, además, como está ubicado en un sótano, hay que bajar por una escalera de dos pisos.
Existe un ascensor, pero la silla de ruedas no entra porque es muy chico.
Agradezco a Silvia, al anónimo joven que me cargó para poder entrar al ascensor sin la silla y que me sostuvo hasta que llegamos, a la señora anónima que, viendo que no podía bajar en un primer momento, oró conmigo por el alma de mi madre. También le agradezco al otro señor anónimo que se encargó de bajar la silla de ruedas y luego subirla por las escaleras. Con la ayuda de personas que nunca en mi vida había visto, logré llegar donde se guardan los restos de mi mamá.
A eso se le llama SOLIDARIDAD.
¡Feliz Día de la Madre!
Y siguió con un concierto
Hace 2 semanas
Querido Lalo,
ResponderEliminarEsto me hace ver que todavía podemos confiar en la especie humana...
Un besote.
El anónimo soy yo, la no anónima Pollita....
ResponderEliminarMaravillosa visita, Cyrano, y maravillosas personas que solidarizan con el que lo necesita en algo prosaico o tan especial como la visita a tu madre difunta. De seguro con tu esfuerzo habrás logrado algo bueno y tu madre estará contenta donde esté.
ResponderEliminarMe has emocionado, amigo.
Un abrazo grande.
Me gustaría haber estado ahí contigo Cyrano.
ResponderEliminarPollita: Si.Todavia podemos confiar en la especie humana
ResponderEliminarAlemama: Gracias por tu opinion alemama.Pero lo que no se puede negar es que ustedes las madres pueden llegar a hacer cosas magnificas e increibles por sus hijos.
Cesar: Estuviste conmigo, te estoy muy agrdecido por eso
Una llamada de atención a los que concibieron el lugar sin pensar en todas las posibilidades de los futuros visitantes. Felizmente hubo gente que te ayudó. Me he dado cuenta de que casi siempre hay una desinteresada mano dispuesta para ayudar al que lo necesita.
ResponderEliminarComo podrás ver es cierto que lo que se siembra se cosecha, ¿cuándo no has sido tú solidario con los seres humanos? Allí tienes la respuesta. Te quiero como siempre.
ResponderEliminarNo entiendo por qué la iglesia no ha diseñado rampas para las personas con discapacidades.
ResponderEliminarSi quieres hacer la diferencia, yo que tú publico mi experiencia (que a pesar de la dificultad, lograste tu deseo). Tienes todas las armas necesarias para hacerlo.
Cuidate y un beso.
Así como hay personas malas también las hay muy buenas, solidarias, te dan la mano en los momentos que más las necesitas. Me imagino que tu mami está en Fátima, que era la parroquia de nuestra abuela paterna. Ella pertenecía al comité de damas y ayudó a la construcción de dicha iglesia, a mí me gusta mucho.
ResponderEliminarUn abrazo.
Así como hay personas malas también las hay muy buenas, solidarias, te dan la mano en los momentos que más las necesitas. Me imagino que tu mami está en Fátima, que era la parroquia de nuestra abuela paterna. Ella pertenecía al comité de damas y ayudó a la construcción de dicha iglesia, a mí me gusta mucho.
ResponderEliminarUn abrazo.
Gabriela: tienes razón, hay que pensar siempre en los que no pueden pasar por las barreras arquitectónicas.
ResponderEliminarIris: la solidaridad la he aprendido de gente como tú.
Rocío: yo tampoco lo entiendo.
Lía: ironías del destino, la abuela Zoila responsable en parte de mis dificultades.
Aclarando mi comentario previo: me refiero en forma ironica a que si, como dice Lía, mi abuela pertenecía al comité de damas y ayudó a la construcción de dicha iglesia, fue parte del equipo que se olvido de poner una rampa de acceso a donde esta el columbario. Cuando me refiero a las dificultades, fueron las que tuve para acceder a visitar las cenizas de mi mamá, no a las dificultades de mi vida diaria.
ResponderEliminarLo dije en tono de broma, por supuesto.
Celebro, Cyrano, la solidaridad que generaste entre tantas personas, en tu comprensible intento por saludar a tu madre.
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