En tiempos recién pasados cuando se metió en política y terminó de contrincante de un desconocido con apellido japonés (y perdió) lo llamaban "ese Vargas Llosa". Pretendieron quitarle la nacionalidad pero los españoles lo acogieron, y solamente así evitó convertirse en un "paria", tal como él mismo lo ha dicho. Ahora en estos días, todos, hasta los enemigos de ayer, lo llaman Mario, así a secas. Y, cómo no, "somos muy amigos". Así de cacasenos somos en el Perú, como diría mi abuela Zoila (la mamá de mi papá).
¿Datos biográficos? ¿Para qué? Ahora todos los "conocen" y hasta llegan a ser incorrectos con agregadas anécdotas, producto de la imaginación de los nuevos y abundantes amigos.
Creo que Mario Vargas Llosa no ganó el Nobel por su simpatía, don de gentes, ni por ser defensor de la libertad, ni por su personalidad, ni humildad. Creo que lo ganó porque es un gran escritor, porque domina su oficio, porque sus novelas salpicadas de recuerdos son un don de los dioses. Porque es un maestro de la literatura y punto.
Luego de obtener el premio, a un presidentillo de una gran nación se le ocurrió decir conceptos irrepetibles de él. Morales se apellida el susodicho, ¿qué se puede esperar de un sujeto que apenas sabe leer?
Y ahora van a abundar los que estudiaron en la misma carpeta en el colegio. Va a ser una de las carpetas más grandes de la Historia.
ResponderEliminarHablando en serio, siempre he dicho que "Conversación en La Catedral" es el mejor libro que un escritor peruano haya escrito jamás. Lo reafirmo, y se lo recomiendo a todo aquel que puedo.
Hola Cyrano:
ResponderEliminarEstoy plenamente de acuerdo con tu entrada. Don Mario es un gran escritor y el premio es merecido.
Feliz fin de semana,
Luis
Será una frase infinitamente repetida, pero calza plenamente en este caso:
ResponderEliminarEl Premio es un orgullo para toda Iberoamérica.
Se hizo justicia.