Aquí en el Perú no hay fútbol.
Hace más o menos una semana cuando dos "equipos" (me da vergüenza ajena mencionar sus nombres) disputaban la final a efecto de ascender a la primera división, sucedió un hecho digno de Ripley.
Resulta que estaban jugando a todo dar el partido, cuando un jugador del equipo favorito cayó sobre la cancha. Así... ¡PLOP! Todos los espectadores y el equipo técnico se acercaron en la creencia que el pobre hombre había sufrido uno de esos infartos fulminantes, que no te dan tiempo para arrepentirte de tus pecados. En esos precisos y preciosos momentos, otro jugador caía de igual forma sobre la cancha.
Los que estaban atendiendo al primer "infartado" se dividieron y fueron corriendo para brindarle los primeros auxilios al segundo de los hombres. En eso, cayó un tercero y luego un cuarto hombre.
Pero, ¿qué pasó? 4 jugadores tirados en la cancha y que, extrañamente, no tenían motivo alguno para caerse. Estaba demostrado que no se habían ido de juerga en la noche anterior, así que no podía ser una super resaca de cuatro individuos que cayeron uno detrás de otro a la misma hora solo que con minutos de diferencia. Las sirenas de de las ambulancias indicaron la evacuación de los caídos...
Pero ¿qué sucedió realmente? Mientras jugaban con una temperatura más o menos alta solicitaron agua para beber, que les fue facilitada por el aguatero del equipo contrario. Pero al líquido le habían colocado somníferos como para hacer dormir a una mula. Qué bonito, qué heroico, qué acto tan deportivo, hasta las lágrimas. Francamente no creo que ni en la maravillosa época del surrealismo dadaísta se hubiera pensado en una cosa de esta naturaleza.
¿¿¿Eso es fútbol???
Una más.
Hace muy pocos dias la selección peruana, al mando del Mago Sergio Markarián, perdió por uno a cero ante la nada famosa, nada efectiva o campeona selección de Panamá. Esa mismísima noche, mejor dicho, esa mismísima madrugada, a eso de las cuatro treinta de la mañana, unos que se dicen jugadores tuvieron el atrevimiento de bajar al casino del hotel, ubicado en plena Zona Roja de la ciudad (bien por los cretinos de los dirigentes), con el buzo de la selección. Se fueron de jarana con unas respetables hembritas, cuyo nocturno trabajo data de siglos, cordialísimamente invitadas por los energúmenos mencionados.
Para remate, le mintieron al Mago, al famosísimo Mago, al que no se le pasa ninguna. Primero le dijeron que habían sido dos los pilluelos. Por supuesto, al hacerse la mañana, fueron expulsados de la selección con la enfática afirmación del Mago de que no los convocaría más a la misma. Pasaron horas apenas, y se supo que no habían sido dos sino tres los pilluelos.
Volvió a salir Markarián por la tele con cara de duelo por mascota muerta, a decir que el número final de cretinos era de tres "según una muy seria y minuciosa investigación". Este argumento se fue al diablo cuando la totalidad de los medios publicaron una foto tomada por un peruano residente en Panamá, donde aparecen seis ratas uniformadas, seguidas de declaraciones del barman, donde se sostuvo que el consumo había sido tres botellas de licor. Una de ellas, vodka y otros dos que francamente no recuerdo. En esta oportunidad no se han dado nombres. Markarián, el Houdini del fútbol peruano, no ha salido a declarar (no es culpa suya, él es un magnífico profesional).
¿¿¿Eso es fútbol???
Colofón
El incidente pasó a la Comisión de Justicia de la Federación Peruana de Fútbol, cuya decisión fue increíble, pues a pesar de apoyar al Mago en el sentido de no convocarlos más, no les aplicaron ninguna otra sanción disciplinaria, como multarlos, por ejemplo. Así dejaron abierta la posibilidad de que otro entrenador los convoque en el supuesto (ojalá negado) de que el Mago se harte de tanta majadería y deje a la selección convertida en una nave al garete.
¿¿¿Esos son dirigentes???
Y siguió con un concierto
Hace 5 semanas
Y lo peor no es la indisciplina, que ya es suficientemente mala. Lo peor es que algunas personas del público en general están clamando perdón para estos pilluelos, como amablemente los llamas. Dicen que si la selección prescinde de estas "joyitas" nos vamos a quedar sin talentos en la cancha.
ResponderEliminarOjalá que no los convoquen nunca más.
Si de jugadores talentosos se trata, el fútbol peruano es notable. Pero por lo general lo frustra la indisciplina crónica de sus protagonistas. Si a Markarian no lo respaldan, es difícil que Perú vuelva a ser grande en este rubro.
ResponderEliminarAsi es mi muy estimado maestro, tienes toda la razon pero hay que advertir que Markarian no ha dado un paso atras en su decision,pero el no puede hacer mas.El Mago es un entrenador notable pero los que juegan son los que salen a la cancha y si estos sufren de cretinismo(con perdon de los cretinos)ni el Mago va a componer la seleccion
ResponderEliminarla verdad no entiendo nada de futbol :( pero debo decir que me entretenio la queja, ojala mejore la seleccion!
ResponderEliminarsaludos,
Simplemente decir que ese mal no sólo es peruano. Acá en chile, tuvimos a varios de esos jugadores buenos para el trasnoche hasta que llegó Don Marcelo Bielsa, quien no dudó en marginar a los indisciplinados.
ResponderEliminarLa mejor parte de esa historia llega cuando la selección chilena de fútbol es catalogada como la décima mejor selección del mundo tras su paso por sudafrica.
Al final de la historia, Don Marcelo termina renunciando, pues considera que las confianzas han sido destruidas al ver que los presidentes de los clubes del fútbol chileno sacan de la cabeza de la ANFP a su presidente, responsable de la gestión que culminó tan bien en tierras africanas. El motivo, repartición de utilidades. Ahora que hay dinero, todos los buitres se tiran encima de él.
Hoy en día se comenta por ahí que los únicos que vana ganar con esta medida son los bares y clubes nocturnos, que volverán a llenarse de dinero y publicidad gracias a las visitas de los futbolistas.
Ojalá no suceda... ojalá, por el bien del fúbol sudamericano... pero estas cosas sólo me hacen pensar que ese es el motivo por el que los europeos (y atentos con los gringos que se vienen agrandando) nos ganan, a pesar de su genética que los condena a ser troncos sin cintura.