- Aló, ¿tío? Te paso con mi papi...
- ¿Aló, Cyrano? ¿Cómo estás, amigo? ¿Qué dice el Parkinson? ¿Te sientes mejor?
Me lo decía en su medio lenguaje. Yo le contesté en mi también medio lenguaje con un si o con un no, según la naturaleza del muy interesado interrogatorio sobre mi compañero Mr. Park.
Hasta que llegó la esperada pregunta. Yo le contesté que cualquier día de estos, pero era una respuesta que él no merecía, porque decir cualquier día... es como decir nunca. Este amigo no se merece una respuesta de esa naturaleza. Así que le dije, en un arranque de cariño y respeto, ¿por qué no nos vemos mañana a las 8:45 am? Perfecto, ya nos vemos mañana, y colgó.
Al día siguiente, se apareció a las nueve de la mañana con su hija Mena, y su pequeña enfermera. Pequeña de estatura, pero grande en eficiencia, como después me contara él. Tuve que admitir para mis adentros que jamás me imaginé que realmente iba a presentarse en mi choza, y menos al día siguiente, a pesar de que en eso habíamos quedado.
Les voy a dar a conocer quién es mi amigo Tuliberto. Lo conozco desde hace más de 35 años. Era un tipo serio, con cara de póquer y extremadamente espiritual. Ojo, no digo religioso. Caminaba por el malecón donde de cuando en vez nos cruzábamos y no pasábamos de un saludo de cuatro palabras, después de lo cual cada uno seguía su rumbo hasta su destino final. Hasta que Tuliberto se compró una bicicleta, con lo que agrandó su circuito y así cesaron nuestros casuales encuentros.
Un día, en la esquina de una calle miraflorina "de cuyo nombre no quiero acordarme", mi amigo fue atropellado por un chofer de transporte público que, en medio del alboroto que se causó, se portó a la altura de las circunstancias y no lo abandonó a su suerte, como ciertamente hacen muchos malos choferes.Y cuando digo choferes me refiero a todo tipo de conductor, el que maneja su propio auto y el de transporte público.
Por supuesto que Tuliberto resultó con heridas bastante serias, como un traumatismo encéfalocraneano que lo mantuvo en coma durante 40 días con sus respectivas noches. Como consecuencia de ese TEC y el coma en el que estaba, le practicaron una traqueotomía para que pudiera ingerir alimentos y extraerle secreciones de manera continua.
Quedó hemipléjico del lado izquierdo y, según él me contó, durante todo ese tiempo que para él fue cortísimo se sintió fuera de su cuerpo, en un nivel extraordinariamente plácido, sereno, tranquilo, gozoso, que describió como el cielo mismo. Cuando un Ser Superior le dijo que debía regresar, él se opuso, pero no le quedó otra cosa que obedecer los designios que para él estaban fijados.
Todo esto me lo contó en la sala de mi choza, y ahí fue que su hija Mena interrumpió para decir "ahí fue donde mi papi resucitó, tío".
A propósito de Mena, nunca he visto amor tan grande como el que vi el día de la visita de Tuliberto a mi choza. Encontré un gran parecido entre Mena y Roxanne, por su forma de acariciar a la persona a la que tanto quiere. Además de su evidente belleza física.
Si, efectivamente, no me cabe la menor duda de que era igual que Roxanne, con las obvias diferencias de ser esta una hija acariciando a su padre: la forma en que lo miraba, la ternura hecha mujer. ¿Quién me hubiera dicho, desde el siglo XVII al XXI, que iba a ver repetirse tal fenómeno?
Mi amigo Tuliberto es un valiente. Tuvo que dejar la clínica casi apenas salido del estado de coma por los elevados costos que para él se volvieron imposibles de pagar. Ahora no se ha quedado en la calle, pero con una gran sentido del humor dice en su medio lenguaje (porque está aprendiendo a hablar de nuevo), que va a cantar en los micros y va a pasar su sombrero porque "diez céntimos no te van a hacer más pobre ni a mí más rico". Le auguro la mejor de las suertes, y sé que le va a ir bien en dos sentidos: va a ganar dinero y va a poder practicar su dicción.
Tuvimos momentos muy gratos, como cuando nos dimos cuenta de que los dos nos reíamos porque entendíamos perfectamente lo que decíamos en nuestro medio (¿meta?) lenguage, a pesar de que ambos hablamos en borrador. O tal sea porque hablamos en borrador. Hasta coincidimos en la máquina que ambos usamos para extraer secreciones. Nos echamos a reír a carcajada limpia cuando nos dimos cuenta de que hemos pasado de ser amigos iguales a ser amigos cada uno con su propia circunstancia, diferente pero parecida a la vez. Y esos parecidos nos hacían reír ruidosamente.
Me contó que compuso una canción en quechua, y que esa canción fue la estrella de un concierto organizado por Mena, con el propósito de recaudar fondos para su padre. Asistieron más de 300 personas, o sea, un éxito.
Una vez que se fueron y acabó tan memorable visita, me quedé con la imborrable sensación de haber estado sentado frente a un tipo totalmente fuera de serie. Hasta me sentí avergonzado por la cantidad de veces que me dicen que soy un valiente por lo que enfrento cada día.
A propósito, Tuliberto no se llama Tuliberto. Cuando le dije que iba a escribir de su visita, le pregunté cómo quería llamarse. Entre Mena y yo barajamos varias opciones, hasta que él sentenció: "me llamarás Tuliberto", y no se dijo más. Los apellidos los puse yo, porque me parece que ha salido victorioso de su desastre personal, admitiendo que la guerra es un desastre. Quiero agregar que Tuliberto ha perdido totalmente la memoria de buena parte de su vida, y Mena, su Roxanne, le enseña fotos, le cuenta las cosas, como una especie de memoria externa.
Debo confesar que para mí, la palabra valiente queda corta cuando se describe a Tuliberto, a quien me precio de llamar amigo.
Felizmente no te quedaste con ese "una día de estos" que solemos usar para no negarnos abiertamente.
ResponderEliminarSeguro que la visita fue de provecho para ambos y que los dos sabrán sacar lo mejor de sus circunstancias y seguir hacia adelante.
Fue de mucho prvecho para ambos ,querida Gabriela Me gustaron sus ganas de vivir y su aegria de estar recuperandose
EliminarBien por él por no dejarse vencer.
EliminarDespués de la entrada en la que nos invitabas a llamar inmediatamente a alguien a quien queríamos mucho y lleváramos tiempo sin hablar, me encontré con una de las experiencias más importantes que he vivido este año. He prometido que nunca más voy a dejar pasar tanto tiempo sin hablar con alguien querido.
ResponderEliminarDespués de esta entrada de hoy, no volveré a quedar "un día de éstos", pondré día y hora para ver a esa persona querida.
Tanto tú como tu querido amigo transmitis valentía. Un beso muy fuerte.
Laly querida
Eliminarfue un maravillso encuentro en que por esas Diosidencias puse fecha y hora pues no queria que tan maravillosa oferta fuera pasada por alto.
un beso
beso
Maravilloso relato, Cyrano, de una visita en que se sobrellevan con humor y amistad circunstancias muy difíciles de vivir vistas desde fuera. Me ha gustado que no se dedicaran a lamentarse de lo que ha sido y lo que pudo ser y cosas así, porque el caso es que ya son y así hay que salir adelante. Ambos son valientes y esa chica, Mena merece un capítulo aparte por su dedicación a su padre. Es de esperar que no sea motivo para sacrificar su futuro completo en aras de progenitor, como ha sido tan corriente que sucediera en tiempos no tan remotos. Se puede ser una buena hija y tener vida propia también.
ResponderEliminarCariñosos saludos, amigo Cyrano.
Lo que dice Laly arriba me ha hechopensar en un par de primas -hermanas entre ellas- a las que les debo mayor atención y ponerle fecha a un incierto "por ahí nos vemos".
Pero hablamos mucho mas querida Ale de como quienes nos ven gritan (como si estuvieramos sordos) COMO ESTAS??...SE TE VE ESTUPENDO (mentira te ves como para partir a la otra ese mismo dia).etc etc
EliminarEste comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarEstimada Ale:
EliminarMena es una brillante psicologa, que tiene su propia vida, y que sabe como mantener el amor a su padre lejos de cualquier otra causa ajena.Por lo que percibi era un amor puro sin ninguna atadura con lo que padece su padre, y ese es justamente su merito.
Muy linda historia de Tuliperto Victoriano, mi estupendo Cyrano!!
ResponderEliminarMuchas gracias, Teresa.
EliminarConmovedora historia hermano.
ResponderEliminarUn besito, te quiere Rocio.
Y tú la conoces mejor que yo, querida mana.
EliminarHola Cyrano, Tío Hermoso, de Bellos Ojos Verdes. Gracias por haber escrito algo tan lindo, inspirado en nuestro encuentro. Fue el día más lindo de mi semana, estoy segura que para mi padre también. Me gustó mirarte a los ojos, saber de ti, conocerte un poco más, admirar tu fortaleza (lo que no quiere decir que no haya dolor, porque ser fuerte y valiente es avanzar a pesar del dolor). Me gustan los encuentros donde las almas se dan la mano e intercambian sus perlas, sus diamantes y su dolor. Contigo fue un encuentro verdadero y profundo, donde las personas se aceptan como son. Te quiero mucho, Mena.
ResponderEliminarPara mí también fue un lindo e inolvidable encuentro encantadora, Mena. Muchas gracias por tus tan inmerecidas palabras.
EliminarMuy lindo Corazón. Besitos.
ResponderEliminarMuchas gracias,Cholita linda,
EliminarMe gustan las historias reales de personas valientes. Me ayudan en mi día a día y me hacen sonreir
ResponderEliminarY me siento orgullosa, aunque yo no haya hecho nada. Supongo que es como cuando el equipo de fútbol gana, que siento su triunfo como si fuera mio.
Gracias¡
Gracias por lo de "valiente", y lo de mi "triunfo".
EliminarCuando lloro por estar encarcelado dentro de mi propio cuerpo me repito lo que dice en Mateo 11.28-30"...porque el yugo que les pongo y la carga que les doy a llevar son ligeros"
Notable situación, Cyrano. No hay dudas que tu amigo quedó igualmente reconfortado.
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