Ayer me levanté de la cama a las 6:30 en punto como todos los días. Puse mi estación de radio favorita donde ponen música de todos los tiempos, desde Glenn Miller, pasando por Rita Pavone, Barry White, Beatles, Elvis, Domenico Modugno, hasta "Candilejas" de Carlitos Chaplin, Los Platters, Sinatra, en fin. Es decir, una gama de música que uno ha escuchado a lo largo de su vida. Así, y sin publicidad, hice toda mi rutina madrugadora.
Como soy un obsesivo por la cuestión del orden y de la hora, sobre todo cuando tengo que tomar mis pastillas, especialmente las del Parkinson, llegan las 7:30 am. (hora del set de pastillas) y las tomo como si fuera desayuno porque son un montón. Siete y treinticinco me toca el Madopar, que no es otra cosa que la levodopa que mi organismo no produce. Obviamente, es el cerebro el que interviene para permitir dicha funcion. Esta singular pastilla es la que te pone a ritmo de mambo, en homenaje al gran Dámaso Pérez Prado, puedes hacer cualquier cosa que hace la gente normal: hablar, caminar, jugarte un puen partido de cualquier cosa. Es un pequeño descanso al temblor, los dolores, la rigidez, etc propios del Parkinson. Luego de unas dos horas pasa el efecto y bienvenido el Parkinson nuevamente.
Pero, ¿qué pasó ayer? Pues me distraje y a las 7:30 am. me tomé las pastillas de la noche, las que debo tomar las 10pm.
Como comprenderán me fui inmediatamente a la China. Es decir, a las 7 am de Lima terminé viviendo como si fueran las 10 pm, que era la hora en algún punto de la vasta China. No negaré que me asusté un poco por los potenciales efectos, pues nunca antes me había pasado algo así. Pero después me terminé divirtiendo por la transformación que sufrí, con los síntomas al revés.
Aquí algunas fotos que tomé del nuevo Tren Bala chino.
Como soy un obsesivo por la cuestión del orden y de la hora, sobre todo cuando tengo que tomar mis pastillas, especialmente las del Parkinson, llegan las 7:30 am. (hora del set de pastillas) y las tomo como si fuera desayuno porque son un montón. Siete y treinticinco me toca el Madopar, que no es otra cosa que la levodopa que mi organismo no produce. Obviamente, es el cerebro el que interviene para permitir dicha funcion. Esta singular pastilla es la que te pone a ritmo de mambo, en homenaje al gran Dámaso Pérez Prado, puedes hacer cualquier cosa que hace la gente normal: hablar, caminar, jugarte un puen partido de cualquier cosa. Es un pequeño descanso al temblor, los dolores, la rigidez, etc propios del Parkinson. Luego de unas dos horas pasa el efecto y bienvenido el Parkinson nuevamente.
Pero, ¿qué pasó ayer? Pues me distraje y a las 7:30 am. me tomé las pastillas de la noche, las que debo tomar las 10pm.
Como comprenderán me fui inmediatamente a la China. Es decir, a las 7 am de Lima terminé viviendo como si fueran las 10 pm, que era la hora en algún punto de la vasta China. No negaré que me asusté un poco por los potenciales efectos, pues nunca antes me había pasado algo así. Pero después me terminé divirtiendo por la transformación que sufrí, con los síntomas al revés.
Aquí algunas fotos que tomé del nuevo Tren Bala chino.